¿Recuerdas alguna dinámica o juego realizado con tus padres o cuidadores cuando eras pequeño? Algunos pensarán que esa actividad sólo servía para evitar que anduvieras metiendo los dedos en los enchufes o para que te cansaras pronto y te fueras a dormir, pero no era así.
La verdad es que el juego en la infancia, debido a su plasticidad neuronal, activa una serie de hormonas y neurotransmisores que no sólo nos ayudan al crecimiento físico y mental, sino que también a mantenernos saludables y creativos.
Hemos mencionado en artículos anteriores - y no es ninguna novedad - los estragos que ha ocasionado en las personas el paso por el confinamiento debido a la pandemia y otros factores de estrés, tales como la inflación y conflictos bélicos en países europeos. Todo esto repercute en el estado anímico de algunas personas viéndose alterados sus niveles de concentración y con esto su productividad.
Pero, ¿cómo contrarrestar tales efectos negativos en los colaboradores? Sencillo, haciendo del trabajo un juego.
Llevando el juego al trabajo
Como te mencionamos más arriba, cuando se juega se liberan ciertas hormonas y neurotransmisores, entre las más conocidas están la dopamina, serotonina, aceltilcolina y endorfinas. Todas estas palabras que parecen familiares de las “Carolina” contribuyen a desarrollar aspectos tales como la creatividad, la concentración, el pensamiento lógico o la imaginación, entre otros.
Es por esto que cuando tenemos un colaborador desconcentrado o con problemas para retener la información a largo plazo, le vendría bien una inyección de acetilcolina. Por otro lado, si notas que tu equipo de marketing se quedó pegado en las ideas viejas, falto de imaginación y con escasa o nula capacidad de proponer algo nuevo y creativo: requieren con urgencia una dosis de dopamina. O si tú mismo te sientes ansioso, estresado, con problemas para dormir, dolores y malestar general, un déficit de serotonina y endorfinas puede ser la causante de tales estragos en tu bienestar.
Lamentablemente no puedes inyectar estos componentes a la vena de tus colaboradores, pero tranquilo no todo está perdido, para solucionar esto aparece el término “Gamificación laboral”.
El término “gamificación” proviene de la palabra en inglés “game” (juego) y se traduce más ampliamente como: “Incluir aspectos de juego en procesos o actividades que no son naturalmente entretenidas o lúdicas”. En este caso nos concentramos en aplicar esto en el trabajo.
Mediante técnicas lúdicas, tales como: metas, desafíos, concursos, premiaciones, rankings y actividades, puedes transformar el ambiente laboral o un reto en particular en algo muy llamativo que haga que tus equipos se sientan “jugando” y así liberar estos componentes tan maravillosos. En conclusión, queremos transmitir el poder del juego en la estructura bioquímica del cerebro, con el cual es posible modificar la estructura neuronal de la corteza cerebral creando o fortaleciendo las redes neuronales y finalmente hacerlos jugar como cuando eran niños, pero con objetivos y metas de adultos.
La gamificación, presente en todos nuestros programas de incentivos, reconocimiento y fidelización, hoy es clave para potenciar fuerzas de venta, equipos de operaciones, servicio y robustecer los ambientes laborales, contribuyendo de esta manera a la felicidad y estado anímico de los colaboradores.
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