Las empresas suelen contar con grandes grupos de personas que resultan difíciles de movilizar en cuanto a su productividad o, incluso, para su propio bienestar.

Imaginemos algunos casos: equipos de mecánicos que deben soportar arduas jornadas de operación de maquinaria en la minería, o una faena forestal en donde se debe estimular a cientos de trabajadores para que realicen su tarea de forma eficiente, pero segura. En estos casos, como en tantos otros, los líderes son fundamentales para el logro de los distintos objetivos, pero no menos importantes son los colaboradores, quienes están a cargo de dichas actividades.

Por este motivo, es importante enfocar el desafío desde el impacto en los colaboradores, ya que representan la mayoría de la fuerza laboral (diez a veinte veces más que un supervisor) aunque sin perder de vista la buena supervisión.

En Estados Unidos, los Programas de Reconocimiento actualmente han sido complementados con recompensas y se les conoce como “Performance Recognition”, es decir, una recompensa por productividad. Esto soluciona el problema de fondo, ya que ahora se pueden recompensar acciones específicas, lo que resulta fundamental para promover buenas prácticas individuales y estimular el trabajo en equipo. Para el supervisor que está en terreno, este sistema le permite apreciar cómo los colaboradores trabajan de manera mancomunada en la consecución de los objetivos de ese grupo específico.

¿Cómo opera el Performance Recognition? Primero, se debe capacitar al supervisor y monitorear su que hacer de forma permanente para que se familiarice con las conductas que debe reconocer, facilitando de esta forma el cumplimiento de sus objetivos. Así, el supervisor puede poner los ojos donde tienen que estar, asegurando que el trabajo se ejecute conforme a lo planificado. Además, debe buscar a los colaboradores que destacan o “sobresalen”, es decir, que ejecutan su trabajo con un nivel superior al de sus pares, y es eso precisamente lo que debe reconocer. Luego de capacitar a los supervisores, se debe hacer lo mismo con los equipos, que además deben tener conocimiento que pueden recibir una recompensa por un trabajo sobresaliente. En ese punto, el supervisor incluso podría definir algún objetivo específico y ofrecer una cierta recompensa general, lo que en definitiva ayuda a hacer más entretenido el trabajo, yendo más allá de la búsqueda de un incentivo monetario (horas extras).

Cuando el supervisor observa un desempeño sobresaliente en un colaborador, debe reconocerlo personalmente y especificar con claridad cuál será la recompensa que recibirá: una cierta cantidad de puntos que podrá utilizar en un catálogo de premios o acumular ese puntaje obtenido con futuros reconocimientos. Pero ¿cómo se consigue un “efecto dominó”? ¿Cómo se logra replicar este incentivo en muchos otros equipos? Para esto, se debe contar con herramientas tecnológicas que le permitan al supervisor registrar esta acción de reconocimiento, explicitando las razones que lo llevaron a hacerlo. De esta forma, se lograría “viralizar” dicha acción a todos los grupos de interés. Este punto es muy relevante, ya que será lo que generará el efecto motivador tanto en el colaborador reconocido como en el resto de los participantes. Para ello, se necesita contar con equipos especialistas en comunicación digital que permitan tener un alto impacto, lo que representa en la práctica un gran desafío ya que esto demanda el uso de plataformas que, por su estructura, diseño y contenido, tengan un alto porcentaje de adherencia. De lo contrario, todo esfuerzo será en vano.

Surge entonces la interrogante: ¿qué tan asertivos serán nuestros supervisores?, ¿cuál será el impacto real de estos puntos entregados, los cuales tendrán un costo para la empresa? Para esta etapa se necesita de analistas y consultores que puedan monitorear la inversión que se está haciendo, correlacionándola con los resultados que se están obteniendo. Cada grupo tendrá una tarea asignada y tiempos esperados para su ejecución, por lo que el primer análisis deberá estar dirigido a sus cumplimientos. En definitiva, ¿estamos mejorando sobre nuestra historia o estamos mejor que los presupuestos? ¿Estamos mejor que otros grupos que no han entregado este tipo de reconocimientos?

Como se puede apreciar, el desafío para las empresas puede ser muy complejo ya que la adopción de esta modalidad requiere de plataformas, ingenieros, periodistas, diseñadores, publicistas, analistas, entre otros profesionales, con un costo que resulta difícil de asumir para una organización, a lo que se debe sumar la falta de experiencia en la materia. Por este motivo, en Estados Unidos el 75% de las empresas externaliza este tipo de servicio, ya que resulta por lejos lo más rentable.

En Chile, las empresas pueden contar con el respaldo de nosotros, expertos en el diseño e implementación de Programas de Incentivos, pues contamos con los equipos, herramientas y la experiencia necesaria para llevar a cabo con éxito este tipo de iniciativas.

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