El salario emocional se ha convertido en el arma secreta para impulsar la rentabilidad de las empresas en la actualidad. Descubre más sobre cómo el salario emocional está transformando el panorama empresarial en el artículo completo, cuerpo C, página 9 de El Mercurio, o sigue leyendo aquí.
Guía práctica para entender por qué el “salario emocional” aumenta la productividad
- Estudio de State of the Global Workplace de Gallup señala que un mayor compromiso de los trabajadores conlleva un aumento del 21% en la rentabilidad y el 17% en la productividad de la empresa.
Según la bolsa de trabajo más grande, OCCMundial, el salario emocional aumenta en 33% la productividad personal, reduce un 66% los días perdidos por ineficiencia y disminuye hasta un 50% el absentismo laboral. En tanto, un estudio de State of the Global Workplace de Gallup señala que un mayor compromiso de los trabajadores conlleva un aumento del 21% en la rentabilidad y el 17% en la productividad de la empresa.
Pero, ¿qué es el denominado “salario emocional”? En el mundo, los expertos lo definen como un beneficio no monetario que optimiza el bienestar, la satisfacción y la comodidad de un trabajador o trabajadora, reforzando de esta manera la relación emocional entre empresa y empleado. En Chile el concepto no es extraño; de hecho, tras la pandemia el mercado comenzó a utilizarlo.
“Un salario emocional corresponde a cualquier beneficio no monetario que entrega una empresa a sus colaboradores. En la práctica, estos beneficios, que no son económicos, han resultado tan positivos que incluso pueden impactar hasta tres veces más que el dinero, ya que funcionan como un potente incentivo”, explica el ingeniero Pablo Rioja, Gerente Comercial de la compañía chilena SAWA.
De acuerdo a los últimos indicadores de la firma, creada en 2019 y con operaciones también en Perú y Colombia, la implementación de programas de incentivos no monetarios en grandes empresas nacionales ha permitido durante el último tiempo un aumento de productividad entre el 10% y 25%, logrando a la fecha una participación de adherencia del 70% al 85% de parte del capital humano.
“Las personas son el corazón de las empresas. Cuando un colaborador se siente motivado, su desempeño mejora y crece su sentido de compromiso, aumentando con ello su calidad de vida y productividad”, agrega Rioja, quien explica más sobre la temática.
1) Los incentivos no monetarios ayudan a retener la fuerza laboral y con ello permiten reducir el costo de contratación, inducción y capacitación.
2) Permiten mejorar el cumplimiento de metas comerciales, enfocando los incentivos de acuerdo a la realidad de cada persona.
3) Los incentivos no monetarios generan un mayor nivel de recordación, por lo que establecen una conexión entre la persona, su familia y la empresa.
SAWA ofrece un diseño de mecánicas de juegos con analítica avanzada para la definición de metas y recompensas, mediante la implementación de un software gamificado. En la actualidad, SAWA tiene más de 35 programas, una plataforma con alrededor de 20 mil participantes y un catálogo con más de 3 mil productos para canjear, desde cafeteras y televisores, hasta viajes.
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